Los trastornos de la función ejecutiva son una de las consecuencias relevantes que presentan los niños y niñas que han vivido experiencias traumáticas complejas y acumulativas. Estas experiencias, consecuencia de abandono afectivo, negligencia, agresiones físicas y/o psicológicas, ambientes de violencia, son de mayor gravedad cuando son traumas tempranos (los que ocurren durante la gestación y/o entre los 0 y los 3 años). Para estos niños y niñas es un gran desafío poder hacer frente a las exigencias escolares y familiares, en relación a realizar determinadas tareas y responsabilidades; por ejemplo, organizarse para hacer los deberes, mantener la agenda escolar cuidar y mantener ordenado el material escolar, realizar una tarea doméstica, etc
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